¡Corrí con Meb!

IMG_0948.jpg

Si tuvieras la oportunidad de hablar con cualquier persona (viva o fallecida), ¿quién sería y de qué hablarías?

Siempre me ha llamado mucho la atención esa pregunta. Soy bastante curioso por naturaleza, y es del tipo de preguntas para las que casi siempre tengo una contestación distinta.

En ocasiones he querido hablar con Dalí, aunque terminemos yo preguntándole sobre inspiración y él contestándome sobre hormigas. Otras veces he querido hablar con Chaplin, con miedo a que no diga mucho. Siempre quiero hablar una vez más con mi viejo. Quiero hablar con Meb Keflezighi, pues es alguien de quien he visto y leído tanto, y siento que su historia y logros son muy inspiradores.

Entonces…

Durante el año 2018 tuve la oportunidad de completar el programa inaugural New York Road Runners Virtual 6. Este programa permite registrarte y completar seis carreras virtuales, y recibir a cambio una entrada garantizada para el Popular Brooklyn Half Marathon, actualmente el medio maratón más grande de la nación. Entre muchas otras cosas, este programa es una manera excelente de expandir el alcance y ofertas de la organización NYRR a cualquier persona alrededor del mundo.

Completé el programa y entrené fuerte por meses. No quiero llamarlo obsesión, pero admito que en ocasiones no tenía mucho más en la cabeza que no fuera pensar y hablar de correr en Brooklyn en mayo. Aprovecho la oportunidad para pedir disculpas a todas las personas que casualmente saludaban o preguntaban cómo estaba y recibían de mí un “muy bien, gracias, entrenando fuerte para Brooklyn, el medio maratón más grande de la nación, ¿y tú?”. Estoy seguro que sucedió a menudo.

Pocas semanas antes de la carrera en Nueva York recibí un mensaje dirigido a los que completaron el programa virtual, invitando a un evento especial el día antes del medio maratón, donde tendríamos la oportunidad de conocer a otros participantes del programa, además de correr un par de millas junto a Meb Keflezighi.

Espera… ¿Qué? Muerto, ¿quieres misa?

Screen Shot 2019-05-18 at 8.31.17 PM.png

A vuelo de pájaro, y obviando intencionalmente muchos detalles importantes, Meb es un corredor de larga distancia norteamericano, nacido en Eritrea. Participó en cuatro Juegos Olímpicos, ganando medalla de plata en el 2004 (Atenas) y llegando en cuarto lugar en el 2012 (Londres). Ganó el maratón de Nueva York en el 2009 y el maratón de Boston en el 2014, un año después del atentado terrorista. Haciendo eso se convirtió en el primer norteamericano en ganar esas carreras desde el 1982 y 1983, respectivamente.

Recuerdo haber visto en vivo la transmisión de esos dos maratones donde Meb ganó. Es un ritual periódico que tengo donde me trinco por poco más de dos horas, sudo y sufro a distancia, a veces me pongo de pie y grito cosas que nadie oye y usualmente termino llorando como si fuera yo el que acaba de cruzar la meta. Me interesaba y disfrutaba mucho de todo lo relacionado a esos maratones “grandes”, pero lo veía más como entretenimiento, como algo que admiraba mucho, pero sin necesariamente visualizándome formando parte de ellos.

Sucede entonces que tuve la oportunidad de completar el maratón de Chicago en el 2017. Y cuatro semanas después tuve la oportunidad de completar el maratón de Nueva York. Y actualmente estoy a semanas de participar en el maratón de Berlín, en septiembre. Y New York Road Runners me pregunta si quiero correr con Meb...

No tuve la osadía de grabar la conversación pero voy a intentar reproducirla de la manera más sencilla posible.

En total éramos un grupo de aproximadamente 45 corredores. Después de unas palabras breves de Meb y Michael Capiraso (Presidente y CEO de NYRR), corrimos a un “ritmo conversacional” por poco más de dos millas alrededor del área de Brooklyn Bridge Park. De repente (o más bien a propósito) me veo corriendo junto a Meb.

—“Hi, how are you? What’s your name?” (Dándome la mano.)
—“Hi, Meb. I’m Tino.”
—“Hi, Tino. Where are you from?”
—“Originally from Puerto Rico, but I’ve been living in Florida for a while.”
—“Puerrrto Rrrico! Run suave, suave!”
—“Definitely. Compared to you, suave is the only way I can run…”

Me encuentro conversando junto a alguien a quien he admirado por mucho tiempo, y sucede de la manera más adecuada posible: corriendo. Ese es su trabajo. Estoy compartiendo en su oficina.

Tuve la oportunidad de comentarle que leí su libro más reciente, 26 Marathons, y que me llamó muchísimo la atención cuando describe que prácticamente en cada una de las carreras en las que compitió pensó en darse por vencido, quitarse, y no terminar. Pensé entonces: “OK, Meb es… ¿normal? Eso es precisamente lo que me pasa a mí por la mente.” “Si, soy normal”, me contestó entre risas. Le pregunté cómo logró entonces hacer ese cambio mental, de sentir que no podía, a llegar a la meta una y otra vez, y en ocasiones en primer lugar. La contestación fue sencilla y rápida: “La gente. La gente te lleva. La gente te eleva.”

Me comentó que estuvo hace poco con su familia en Tampa. Que en ese momento estaba solo en Nueva York porque sus hijas todavía no habían terminado las clases. Le hablé de lo mal que me fue en una de las corridas recientes que hice en Orlando bajo un sol y calor infernal. Compartimos experiencias sobre los maratones de Chicago y Nueva York. Le comenté que iba a participar en el maratón de Berlín en pocos meses. Me dijo que yo estaba en camino entonces a hacer algo que él nunca había hecho, pues nunca compitió en Alemania o en Japón. En un momento pasamos por un área cerca de los muelles y me dijo que se parecía mucho al maratón de Río de Janeiro donde había un tramo en particular que era bien similar y que le traía muy buenos recuerdos. No pude comentar nada inteligente. Yo entreno corriendo cerca de un vertedero y de una planta de generación de electricidad. No tengo muchas experiencias similares.

En otro momento fue él quien le preguntó a otros sobre qué experiencias favoritas y no tan favoritas habían tenido en diferentes eventos. Le pregunté entonces cuál de todos sus maratones había disfrutado menos. Esperaba que me contestara algo como: “en realidad todas las experiencias fueron positivas”, o algo similar. Y probablemente es cierto. Pero me sorprendió su respuesta, otra vez sencilla y rápida: “Creo que Chicago ha sido el que menos disfruté. Por momentos me sentí muy solo.”

OK. Sí es normal. Y sincero. Y humilde.

Fue una experiencia que nunca imaginé que sucedería, pero de igual manera voy a estar eternamente agradecido porque sucedió. ¿Una conversación profunda con alguien a quien admiras, de la cual le sacarás provecho por el resto de tu vida? Dame dos, por favor. Una para aquí y la otra para llevar.

La gente te lleva. Siempre.

- v.


Vergentino RoblesComentario