Por ahí viene el hot dog
Traté de ver Games of Thrones. No quería quedarme fuera de las conversaciones semanales, en anticipación al final de la serie. Si eso era lo que la gente iba a estar comentando durante varios meses, yo quería ser parte de ello.
El problema es que... no tengo idea de quién es quién. No puedo recordar ninguno de los nombres. No sé a dónde va todo el mundo. No tengo idea de lo que están diciendo. Y no solo con los idiomas inventados. Cuando hablan “en inglés", es como estar perdido en Ponce y pedir direcciones. No tengo idea del significado de esas ondas de sonido que entran en mis oídos. Una de las pocas cosas que recuerdo es que se acercaba el invierno. Y tardó años en llegar. La frase era ubicua, como poco. (Me gusta escribir "ubicua".) Después de ocho años no sé si finalmente llegó el invierno o no.
Pero... lo intenté. Esa es la lección. Tal vez hasta puedo fingir una conversación o dos sobre el tema, pero no podría alargarlo mucho. Bajo presión, estoy seguro que en algún momento diría algo sobre Star Wars o sobre el dragón Puffy y alguien me descubrirá. Además, trabajo desde casa. No hablo de esas cosa con nadie.
Comparto un inodoro con mis dos hijas pequeñas. Esa es mi batalla del trono. (Menos violenta... usualmente.)
Estoy a unos días de participar en el Popular Brooklyn Half Marathon del 2019, el 18 de mayo, uno de los medio maratones más grandes del país. Digamos que es el más grande. Quién sabe. Todo lo que sé es que seré uno de aproximadamente 25,000 almas locas. Dando vueltas alrededor de Prospect Park, hasta llegar al sur, a Coney Island.
Para este evento recibí entrada garantizada después de completar seis carreras clasificatorias de un programa virtual inaugural de NYRR en 2018. Lo que significa que he tenido esta carrera en específico en mi mente por meses. Mientras corría todos los días el año pasado, tenía esta carrera en la cabeza. Mientras entrenaba para el Dopey Challenge de Disney, tenía esta carrera en la cabeza. Mientras me afeitaba la cabeza todos los jueves por la mañana y mientras simplemente respiraba los otros días, tenía esta carrera en la cabeza.
—"¿Oh, ¿solo vas a hacer un medio?"
—"No, pendango. Voy a correr EL medio".
Cada una de mis carreras tiene al menos un propósito (y varios objetivos: terminar en posición vertical, no desmayarme antes de la meta, etc.). El propósito de ésta, el "por qué", es simple, pero privado. Los objetivos son muchos:
Será mi segunda carrera oficial en Nueva York. No quiero que sea la última. Lo terminaré para poder empezar a pensar en la próxima (te estoy mirando, 2020).
Quiero mejorar mi tiempo personal en un medio maratón. Esto pasó hace tres años en Orlando. Tres años atrás. Tres años de... ¿correr constantemente? ¿altibajos? ¿vida? ¿yoga todos los días? ¿bebiendo cerveza artesanal?
Durante el fin de semana de la carrera es posible que tenga la oportunidad de correr junto a alguien... famoso. Tener la oportunidad de correr al lado de Salvador Dalí y hacerle preguntas sería una experiencia única en la vida. La oportunidad que tengo esta vez es... mucho mejor.
Nunca he estado en Coney Island. Nunca he visto el Cyclone. Por lo tanto, nunca me he comido un hot dog en el paseo tablado... todavía. Cuidado, Joey Chestnut.
Después de sobrevivir a la (posiblemente) peor carrera larga en la historia de mi humanidad (14 millas bajo un calor asqueroso; vómitos incluidos), estoy haciendo lo mejor que puedo para reentrenar mi cerebro y hacerle saber que estoy en control. Depende de mí llegar allí y estar en la línea de salida a tiempo. Depende de mí esforzarme de la manera en que sé que puedo hacerlo. Depende de mí elegir no desmayarme mientras subo las cuestas y no comer tierra mientras las bajo. Depende de mí redefinir el 18 de mayo con un mejor tiempo personal.
Solo hay una cosa que le vamos a decir a la Policía del Fraude: hoy no.
El hot dog se acerca.
Estoy a 5 días de Brooklyn.
Estoy a 139 días de Berlín.
More to come.
– v.