(Im)mortal

Hace mucho tiempo decidí que quería ser baterista. Quería ser Steve Smith, de Journey. (Originalmente quería ser Steve Perry, pero cambié de idea cuando la situación con mi pelo no funcionó.) Poco después de tomar esa decisión, rompí mi tambor de Mickey Mouse porque quería saber de dónde venía ese sonido particular.

Eso debió haber sido una señal de alarma. Nah...

No voy a ponerme de mal humor y patear una piedra por la acera mientras pienso en todas las cosas que no he hecho... (Al menos no por ahora.) En retrospectiva, hasta ahora mi camino ha sido bueno. He hecho toda clase de locuras, y solo puedo esperar tener tiempo para seguir añadiendo a la lista. (Estoy hablando de ti, paracaídas.)

El año pasado fue una locura en cuanto a correr. Completé tres maratones, dos de ellos World Majors, mejorando mi mejor tiempo personal en cada uno. (Inserte aquí el sonido y el gesto de una cabeza explotando.) Recientemente recibí publicaciones oficiales de esos dos maratones, con mi nombre y tiempos, impresas para la posteridad. No sabía que hacían eso. Los resultados viven para siempre, pero no sabía que publicaban y enviaban eso después.

¿Soy... inmortal?

No quiero vivir para siempre. Y estoy seguro de que hay mucha gente que tampoco quiere eso para mí. Pero en algún momento, en un mundo postapocalíptico varios años en el futuro, mi nombre seguirá ahí como uno de los cientos de miles de locos que decidieron correr una maratón importante. Eso me deja boquiabierto. O al menos, ese es el tipo de información que quiero que la gente vea. Quiero que Parzival lo descubra en el OASIS, en lugar de todas las veces que mi mamá enviaba fotos al periódico al final de cada año escolar. Solo puedo soñar.

“Vergentino Robles: He never stopped to pee.”

Después de toda esa euforia del año pasado, y mientras escribo esto, todavía estoy tratando de mantener mi resolución de completar (al menos) un 5K cada día de este año. Hoy es precisamente el día 100 del 2018. He completado cien 5Ks hasta ahora. Seguro que suena como algo que no tiene sentido. ¡Porque no lo tiene! Es una tontería. Es absurdo. Es de locos. Pero aquí está la parte buena: he aprendido algunas cosas intentando lograrlo. Y las compartiré. ¡Gratis!

Las diez cosas principales que he aprendido mientras intento completar un 5K cada día durante un año completo:

  1. Tengo músculos en mi cuerpo que los científicos aún no han descubierto, o al menos no forman parte de ningún libro de texto que haya visto o estudiado. No estoy echando músculo ni poniéndome más grande. Solo sé que tiene que haber algo indetectable. No puedes verlo. Pero está ahí. Porque DUELE. Todo. ¿Sabes ese musculito microscópico en el interior de tus uñas? Me lo acabo de inventar. Eso ni existe. ¡Y duele! Lo cual me lleva al segundo punto.

  2. Mi amor no correspondido por Adriene Mishler. He hablado antes de mis problemas con el yoga. No es bonito, pero lo hago a mi manera. Hubo un tiempo en el que pensé que el yoga era para levitar y doblar cucharas con la mente. Y si puedes hacer eso, te felicito. Sería especialmente impresionante si pudieras doblar una cuchara con la mente mientras levitas. Yo no estoy en ese nivel. Mi downward dog todavía es solo un perro callejero. Es horrible. Pero es un perro. Es mi perro. Adriene me enseñó a respirar mejor, a estirarme mejor y algunas cosas buenas sobre amor propio (hey-yo!). Desde que empecé mi viaje con el yoga he mejorado varios de mis récords personales, carrera tras carrera, y me he sentido mejor en el proceso. El yoga ha sido la mayor adición a mi rutina así que estoy seguro de que ha sido un factor clave. Adriene: te debo una taza de café. O dos. O algo similar. (En teoría también debería compartir con ella algunas de mis medallas, ¡pero esas son MÍAS!)

  3. Descubrí un súper poder que no sabía que tenía: tengo la habilidad de siempre tener hambre. La gente piensa que tengo un apellido extraño por la forma en que me presento ahora: "Encantado de conocerte. Soy Tino-Vas-A-Comerte-Eso?" Esto es algo que ha estado cocinándose durante mucho tiempo. En más de una ocasión la gente ha dicho que es más barato pagar por mis estudios que invitarme a comer. Pero es una anomalía. (Una deliciosa anomalía.)

  4. La idea de correr todos los días es un gran ejercicio de fuerza mental. La cantidad de fuerza física (o la falta de ella) se puede medir más fácilmente que la mental. Siempre he aplicado al running la misma máxima de béisbol de Yogi Berra: "(Es) noventa por ciento mental y la otra mitad es física". Hay días en los que no quiero correr, en los que prefiero quedarme en casa (probablemente comiendo) rascándome la barriga. Pero, por loco que parezca, he encontrado una manera de superarlo. A veces la carrera se siente fácil. A veces es una lucha lenta. Esa sensación de... "extraña novedad", para mí, duró alrededor de dos meses. Ahora está programada. Puedo manejar fácilmente mi horario de correr durante la semana. Y durante los fines de semana mis hijas ya saben que no va a pasar mucho hasta que papá haga su carrera. (Y coma. Y tome su café. Y coma.)

  5. En Florida Central el peatón no vale un carajo, coño. He experimentado esto durante un tiempo, pero recientemente siento que está fuera de control. Los conductores le tienen más respeto a los ciclistas, los armadillos, los ciervos e incluso los caracoles. Normalmente corro sin audífonos, paro en cada intersección, miro a todos lados, incluso miro hacia arriba, por si acaso un ave está a punto de cagarme. Y casi a diario tengo un encuentro cercano con un animal al volante. Los PARE son solo espacios publicitarios. Según algunas cifras, supuestamente más de 350,000 puertorriqueños se han mudado a Florida desde el huracán María. ¿Puede ser un factor? Conozco mi raza... Honestamente, preferiría volver a casa cubierto de mierda, pero vivo.

  6. He descubierto nuevas rutas alrededor de mi vecindario que ni siquiera sabía que existían. Si es difícil prepararse, amarrarse los gabetes y salir a correr todos los días, es aún más difícil encontrar nuevas rutas. Si tuviera que hacer la misma ruta todos los días me volvería loco, me tiraría en la grama y haría el baile del pollo deshuesado hasta desmayarme de cansancio. Algunos días corro al oeste, otras veces al este, otros días simplemente... corro. Incluso hay días en los que me siento muy bien y sigo corriendo sin mirar el reloj. En días en los que las voces en mi cabeza son fuertes, a veces me encuentro en medio de la nada y veo que los buitres comienzan a dar vueltas sobre mí. Ahí es que empiezo a medir el tiempo. Si no pasan carros cerca de mí con reguetón a todo volumen en un lapso de dos minutos, es hora de virar y correr de regreso a casa.

  7. Mi reloj no es tan inteligente como lo anuncian. No le presto atención en tiempo real, pero muchas veces me gusta mirar los detalles después de correr. La ruta, el ritmo, la frecuencia cardíaca, etc. Me da una idea para futuras carreras, en ciertas áreas, sobre qué esperar. Si me dirijo a una parte específica del vecindario puedo saber de antemano que necesito un ritmo más lento. Si voy en dirección opuesta podría pasar por donde vive la pelirroja, así que tengo que ignorar el aumento de la frecuencia cardíaca. Ya sabes, cosas normales. Lo que me vuelve loco son las manías estúpidas. Puede que esté en medio de la corrida y el reloj me dice que es hora de ponerme de pie. No jodas. Soy tan tonto que a veces dudo de mí mismo. "Espera, ¿estoy senta’o?" Hace poco, cuando me acercaba a una gran intersección, el reloj me sugirió cerrar los ojos y respirar. Una vez más, preferiría que me caguen encima y tener esos momentos zen un poco después.

  8. De ninguna manera soy inmortal. Y de ninguna manera quiero serlo. Supongo que es importante para mi ego añadir mi nombre a listas exclusivas que nadie leerá nunca. Pero es aún más importante seguir metiendo la pata, cometer errores tontos e inventarme resoluciones sin sentido. Esas son las que inevitablemente me harán tropezar y caer, pero también me harán levantarme y seguir adelante. Estoy tropezando bastante. Es difícil. Pero también estoy aprendiendo mucho. Sobre el deporte. Sobre mí mismo. Tratando de averiguar de dónde viene ese sonido particular.

  9. No sé contar.

More to come.

- v.

Vergentino RoblesComentario