Torpe
(Esto fue escrito originalmente en un blog personal, 123 días antes del Maratón de Chicago del 2017. Mofongo Run Club aún no existía.)
Mi madre ha usado Desitin para cepillarse los dientes. Más de una vez. En realidad, más de dos veces. Y yo... yo soy su hijo.
El sábado pasado fue la carrera más larga de mi entrenamiento. 15 es un número hermoso. Un bolo de bowling mide alrededor de 15 pulgadas. Son geniales. Una jirafa mide alrededor de 15 pies. Son geniales. 15 millas no son geniales, a menos que estés conduciendo esa distancia en un auto de Fórmula 1. Eso tomará unos 4–5 minutos, y seguro que debe ser una experiencia única. Pero no me tomó 4–5 minutos. Puedo confirmar ahora, sin lugar a dudas, que no soy un auto de carreras.
Todo iba "bien", hasta la milla 12. Después de eso, mi cuerpo simplemente se apagó. Pantalla azul. "Ha ocurrido una excepción fatal..." Caminé a casa el resto del camino, tomé un atajo y eliminé un poco más de una milla de la distancia que planifiqué.
La ruta no estaba mal. Era por vecindarios conocidos. No era tan tarde, todavía se veía el sol. Pero tenía muchas cosas en la cabeza. Y aunque el chiste sobre el tamaño de mi cabeza está gastado, sigue siendo cierto. También creo que llenarme de costillitas de cerdo y cerveza unas horas antes de la carrera no fue muy buena idea. Parecía una buena idea. Pero no lo fue.
Eso me hizo pensar. Y eso es peligroso porque cuando pienso, a veces recuerdo. ¿Por qué sigo haciendo cosas así?
No puedo contar cuántas veces olvido proteger mi pecho cuando salgo a correr. He probado algunas cosas a lo largo de los años, pero para mí es tan simple como un par de band-aids. Nada realmente elegante. (A veces, si me acaban, uso algunas de las nenas. Elsa en la tetilla izquierda y Anna en la derecha.) No le sucede a todo el mundo, pero debido a la fricción con la camisa, algunas personas sangran. ¿Adivina quién es así? ¿Adivina quién a menudo olvida hacer algo al respecto?
"Oh, hay una estación de agua a la vuelta de la próxima curva. Nah, pero estoy bien. Puedo esperar otra milla o algo así, no necesito beber nada ahora". ¿Adivina quién comienza a jadear justo después de pasar corriendo por la estación sin detenerse? Nunca falla.
Corrí mi primer maratón completo hace unos ocho años. He estado tratando de borrar esa experiencia de mi mente desde... hace unos ocho años. No sabía lo que estaba haciendo. No sabía en qué me estaba metiendo. No entrené bien. No comí bien. (Qué rayos, todavía no lo hago. Mmm. Costillas.) Quería correr un maratón, así que me inscribí.
Obviamente, fue horrible. Cuando llegas a la meta y casi no hay nadie, y los que están allí solo están esperándote a ti y al viejo con el tutú para terminar de limpiar y regresar a casa... eso es una señal de que no lo hiciste muy bien.
Este otro es especial. Hace unos dos años corrí tres carreras durante el mismo fin de semana: un 5K el viernes, un 10K el sábado y un medio maratón el domingo. Nunca antes lo había hecho, pero es una de esas cosas que vienen en el manual de la crisis de la mediana edad. Me entrené lo mejor que pude y, dentro de mis habilidades, arrasé en las carreras de 5K y 10K. El medio maratón del domingo fue una tarea desafiante, pero estaba en una misión.
Pero, vaya... no uso mis espejuelos cuando corro. A solo unos metros de la línea de salida, apenas segundos después de empezar a correr, había un camarógrafo filmando el inicio de la carrera. Sí, estaba prácticamente en el mismo medio, pero todos lo vieron, disminuyeron velocidad y siguieron adelante. Todos menos uno. No lo vi hasta que vi un anillo negro, justo en mi nariz, que decía CANON. Casi me lo llevo enreda’o, hice un movimiento ninja en el último instante, tropecé unos pasos, cojeé durante un rato y no tuve una carrera muy buena. De las 13.1 millas en total, eso ni siquiera fue en la primeras .1. Todavía tengo pesadillas.
Pero, dos cosas buenas de ese día: cojeé como pirata borracho durante mucho tiempo, pero nunca paré ni me caí. La otra cosa buena es que nadie capturó ese momento en una foto o algo así. Eso sería eternamente vergonzoso.
¿Lecciones aprendidas? No tengo suficiente confianza para andar con las tetas al aire, pero estoy haciendo todo lo posible para recordar los benditos band-aids. Siempre intento agarrar un vaso de agua; si no me lo bebo todo simplemente me hecho el resto en la cabeza. Trato de prestar atención especial a los camarógrafos en el camino. Tengo espejos en mi casa, sé lo miserable que puedo lucir. Ahora incluso sonrío para la cámara. Además, trato de no inscribirme en más carreras al azar sin estar preparado o...
Mentira. Me inscribí para correr dos maratones en un mes. Y sé que seguiré sangrando y no me hidrataré adecuadamente y tropezaré como Taz. Ese desastre es lo que soy. Pero en este momento, no tengo ni una sola carie en mis dientes.
Estoy a 123 días de Chicago.
Estoy a 151 días de la Ciudad de Nueva York.