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Pesadillas sobre correr

Hace varios meses una amiga me contó su primera pesadilla relacionada con correr. Fue súper detallada y, la verdad, un poco aterradora. Podría haberle dicho algo muy útil como: "No te preocupes, solo fue un sueño". O "Estás bien, algo así nunca pasará, o es poco probable". Algo como "Si te asusta pensar en eso, es porque realmente te importa; no tengas miedo de las cosas que te importan", habría sido hermoso. En cambio, me burlé y le dije algo como: "Aww, tu primera pesadilla corredora. Cute! " (¿Soy el rey de los considerados o qué?)

Inevitablemente eso me hizo pensar en mis propias pesadillas. Mis miedos y pesadillas relacionadas con correr, porque mis pesadillas "normales" pueden ser realmente locas. (Hace unos días tuve un encuentro cercano con un combo de tsunami y tornado, mientras leía un libro sobre sacrificios mayas, y eso pasaba mientras estaba de vacaciones en una cabaña francesa en las montañas de Puerto Rico. Nadie sobrevivió. Y ahí desperté).

Entonces. Esta es una lista de varias pesadillas relacionadas con correr que he tenido a lo largo de los años. Tal vez si las escribo crearé alguna perturbación cósmica que evitará que se hagan realidad. Vale la pena intentarlo.

  1. Desmayarme en la meta. Probablemente esta es la más recurrente de todos. Tal vez he visto muchas películas malas de béisbol, pero nada me asusta más que la posibilidad de desmayarme a solo unos pasos de la meta en una carrera. Un maratón completo son 26.2 millas. Las primeras 26 millas son ridículamente agotadoras. Pero las últimas .2 me dan aún más miedo. Me imagino desmayándome, a tan solo pulgadas, con los brazos extendidos tratando de tocar la meta. Y luego muero.

  2. Ser perseguido por serpientes. Me llevo bien con los animales. Me gustan los perros. Me gustan los gatos. He alimentado jirafas. Bailo como meerkat. O sea, abarco bastante. Pero no me gustan las serpientes. Mantenlas lejos, por favor y gracias. Nunca hablaré ni entenderé el Parseltongue, y tampoco quiero. Corro mucho durante la noche y la posibilidad de que me persiga una me asusta.

  3. Encuentros cercanos con la vida silvestre. Hablando de animales y correr de noche sin ropa interior, algunos animales pueden ser aterradores. Florida Central sigue siendo Florida después de todo, y la mayor parte del estado es básicamente un pantano. Me siento ambivalente acerca de este tipo de pesadillas porque son realmente aterradoras, pero al mismo tiempo mi carrera imaginaria de repente se convierte en un entrenamiento de velocidad. Y eso siempre es bueno.

  4. Encuentros cercanos con "la vida silvestre". Si crees que las pesadillas con vida silvestre pueden ser aterradoras, eso es nada en comparación con las pesadillas sobre "la vida silvestre". La comunidad puertorriqueña en la zona ha crecido exponencialmente en los últimos años. ¿Letreros de PARE? ¿Luces rojas? Eso es cosa del pasado. Aquí no usamos eso. Es aterrador. Muy aterrador.

  5. Llegar tarde a una carrera. Oh, Zeus. No importa cuántas alarmas ponga la noche antes de una carrera (no menos de ocho, pero nadie necesita saberlo), llegar tarde también es un tema recurrente en mi antología de pesadillas. ¿Puedes imaginar, entrenar duro durante meses y luego quedarte dormido el día de la carrera porque... "Bah, me da igual"? Ugh. Me dan escalofríos.

  6. Pasos en falso. Entrenar duro mentalmente. Entrenar duro físicamente. Superar todo la sangre, sudor y lágrimas que conlleva el proceso. Llegas a tu último entrenamiento largo antes de un maratón importante. Y te jodes un tobillo al tratar de evitar pisar una extraña grieta en la acera. Puedes escuchar el efecto de sonido en tu cabeza mientras aún estás en el aire, cayendo lentamente sobre el pavimento: "beeeowww..." Despertar empapado de sudor frío suele ser la respuesta más suave que tengo con esta pesadilla.

  7. Cagarme. Como corredor que detesta la trotadora, paso mucho tiempo afuera. La hidratación durante carreras largas es un poco diferente a las cortas. Y hablando de las cortas, tener que detenerme orinar no es un problema grande, aunque puede ser incómodo. (Además, soy un mago. Puedo tomar un pequeño sorbo de agua y luego parar y orinar 18 onzas.) Eso es uno. Pero dos... es el número dos. Y estar en medio de la nada y tener que gastar energías y recursos mentales reflexionando y reconsiderando esa decisión de cenar un plato de habichuelas negras... esa es una de mis pesadillas más aterradoras. No es tan frecuente como las otras, pero igual da miedo.

He aprendido lentamente a aceptar estas pesadillas y vivir con ellas. Al final del día, son solo eso y no me harán daño, ¿verdad?*

Tengo dos eventos importantes próximamente. Grandes. El primero es el Popular Brooklyn Half Marathon a mediados de mayo, y el otro es el Maratón de Berlín a finales de septiembre. Vengo de completar el Dopey Challenge en Disney en enero pasado, así que esta vez estoy subiendo la vara. (¿No son hermosas las crisis de mediana edad?) Quiero mejorar mi mejor tiempo personal en un medio maratón corriendo en Nueva York en mayo. Y para Berlín también tengo algunos planes, pero las voces no me dejan revelarlos aún. Eso tendrá que esperar. Así que permíteme decir algo sobre el primero.

El Popular Brooklyn Half Marathon es el de mayor participación en Estados Unidos (más de 25,000 corredores), y posiblemente uno de los más grandes del mundo. Mejorar un tiempo personal bajo esas condiciones es una tarea difícil. (Imagina zigzaguear extremadamente rápido, de un lado a otro, durante horas, en la fila del correo la semana antes del Día de la Madres. Algo así...) Además, hice mi mejor tiempo en un medio maratón hace unos cuatro años. ¿Sabes cuántos filetes empanizados y cervezas trapistas me he metido en cuatro años? Tengo miedo.**

*Entonces. ¿Qué hacer? En primer lugar, ser honesto. A veces no es fácil, pero es necesario.

De la lista anterior, solo una aún no ha pasado.

  1. Nunca me he desmayado en una llegada. Jamás. Pero es realmente una pesadilla recurrente. Espero que nunca se haga realidad.

  2. Nunca me han perseguido serpientes. Pero... cuando corres afuera, tarde en la noche, y hay alguien en bicicleta detrás de ti, y hay muchas hojas de árbol en la acera... esas gomas de bicicleta sobre las hojas suenan realmente como una maldita Anaconda gigante.

  3. Nómbralo y probablemente haya tenido un encuentro de pesadilla con vida silvestre, tarde en la noche. Ciervos... mapaches... lagartos... cosas... Respeto todas las formas de vida. Pero prefiero las mascotas. La vida silvestre puede vivir felizmente a distancia. No soy Blanca Nieves. (Recientemente, la gente del vecindario ha dicho que ha visto kanguros saltando por los árboles.)

  4. Los conductores sin consideración también son vida silvestre. Pero desafortunadamente no son una especie en peligro de extinción. Nosotros, los corredores, somos la especie en peligro de extinción. Esa es básicamente mi pesadilla real diaria.

  5. Nunca he llegado tarde al inicio de una carrera. Espero que nunca suceda. Pero llegar a Disney World a las 5:00 a. m. cuando la carrera comienza a las 5:30 a. m. fue un close call incómodo. Desde el estacionamiento hasta el área de preparación, pasando por las letrinas y la larga caminata hacia los corrales... ¿en menos de 30 minutos? Debería haber recibido la medalla allí mismo, al principio.

  6. “Paso en Falso” es mi segundo nombre no oficial. (En realidad, es mucho más largo: "Paso en Falso, Torpe, Ten Cuidado, Idiota", pero no lo uso mucho).

  7. Y... no estoy contento con esta, pero solo sucedió una vez, ¿OK? Estaba realmente en medio de la nada. Era muy, muy tarde en la noche. Tuve que hacerlo. Tuve que tomar un pequeño desvío y conectarme con mi chimpacé interior durante unos minutos. ¿Qué habrías hecho tú? ¿Arriesgarte? Estaba por lo menos a tres millas de distancia de mi casa. El golpe en la puerta fue fuerte y constante. Tuve que hacerlo. Solo espero que una hermosa flor haya germinado triunfalmente. Y la culpa la tiene Chipotle.

Haz lo que puedas para minimizar los riesgos, pero también acepta que algunas cosas están fuera de tu control.
—Meb Keflezighi

**Sí, tengo miedo. Estoy bastante asusta’o. Pero... lo haré. ¿Sabes qué? Correré asustado.

Estoy a 49 días de Brooklyn.

Estoy a 183 días de Berlín.

More to come.

– v.